¿Curar la ceguera con células madre?
Una de las principales causas de la ceguera es la pérdida de fotorreceptores (células nerviosas sensibles a la luz), lo cual sucede, por ejemplo, en enfermedades degenerativas producidas por la edad, o en la ceguera generada por diabetes, o en la retinitis pigmentosa. Estas enfermedades afectan a cientos de miles de personas en todo el mundo y nunca se consiguió desarrollar una cura para ellas. Los científicos han estado trabajando en la posibilidad de reemplazar los fotorreceptores en personas ciegas. Estas células fotorreceptoras son de dos tipos: unas se conocen como bastones y son necesarias para poder ver en condiciones de poca luz y las otras se denominan conos y nos permiten diferenciar los colores.
Robin Ali ya demostró hace 6 años que el transplante de células fotorreceptoras de tipo bastón extaída de ratones jóvenes puede recuperar la visión en ratones ciegos. Aquella era una prueba prototipo diseñada para ratones, y no era posible emplear el mismo procedimiento en humanos.
El último avance de Robin Ali consiste en cultivar esas células fotorreceptoras a partir de células madre embrionarias en lugar de tomarlas de ratones jóvenes vivos. Esos fotorreceptores se desarrollan normalmente cuando se implantan en los ojos de ratones adultos ciegos, formando conexiones nerviosas de modo natural, algo imprescindible para transmitir la información visual al cerebro.
Para conseguir las células fotorreceptoras a partir de células madre embrionarias, el doctor Ali utilizó un método de cultivo 3D que se había desarrollado en Japón, empleando retinas artificiales como campo de cultivo de las células madre. En este proceso se hicieron muchas comparaciones para determinar qué células se habían desarrollado normalmente y eran biológicamente equivalentes a células normales. Una vez detectadas estas células compatibles, se inyectan en la retina de los ratones ciegos. Este método les permite ahora seleccionar y mejorar las células aumentando las probabilidades de éxito del transplante.
Al cabo de 3 semanas, las células inyectadas comenzaron a parecer células fotorreceptoras normales y maduras, y a las 6 semanas las células continuaban presentes habiendo formado conexiones nerviosas con la retina.
Aplicaciones prácticas en humanos.
Robin Ali estima que demorará al menos cinco años antes de que pueda ensayar esta técnica en humanos, pero tiene la confianza absoluta de que eso va a suceder. Afirma que lo que acaban de conseguir es la demostración de que su técnica funciona, y queda todavía mucho camino por recorrer para poder utilizarse en terapias para humanos. Explica que les llevó 10 años de investigación alcanzar este punto, y que 5 años de espera es un tiempo asumible.
En estos últimos 10 años, Robin Ali ha mejorado y optimizado su técnica de transplante de fotorreceptores. En el año 2006 sólo 1.000 de las 200.000 células que se implantaban conseguían integrarse con éxito en la retina de los ratones. Con el tiempo, ha conseguido una tasa de integración mucho mayor: 40.000 células de cada 200.000. Esto es muy importante porque si se consiguiera transplantar tan sólo 20.000 células fotorreceptoras de tipo cono a una persona que padezca degeneración macular, los beneficios serían enormes, ya que el ser humano no necesita de muchos conos para tener una visión plenamente funcional. Por ejemplo, la fóvea, que se encuentra en el interior de la retina y es responsable de la agudeza visual muy alta, por ejemplo para leer, tan sólo tiene 20.000 conos.
El equipo del doctor Ali piensa que restaurar la vista en los ratones ciegos puede ser un proceso mucho más sencillo que hacerlo en humanos, pero es evidente que, incluso manteniendo los pies en la tierra, este avance puede ser muy importante para la lucha contra la ceguera. Su objetivo prioritario en estos momentos es optimizar al máximo la técnica, aumentando el número de fotorreceptores que se conectan a la retina dañada.[sb name=»adsense-doble-finpost»]
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